jueves, 8 de marzo de 2007

Escalera al cielo fue el mejor regalo de la TV peruana en la navidad de 2006

El post prometido sobre la reflexión de lo que representó la serie Escalera al cielo está ligado al significado de estas fechas. Al menos, es mi objetivo en este post. Esta serie, no solamente conmovió a los hogares peruanos, también se produjeron pequeños rubores en varios bloggers por estos lares, algunos de los cuales sin dar su “brazo a torcer” calificaron a esta serie como “la típica telenovela con enamoraditos virtuosos que se conocen desde niños, madrastras malvadas, heroínas que pierden la memoria y hermanastras robamaridos”. Lo cierto es que voltearon la mirada, se detuvieron y asintieron: el fenómeno social era incuestionable.

El problema de críticos, aficionados y bloggers es que siempre se detienen en el escenario y no van al trasfondo del asunto. ¿Por qué esta serie resultó un fenómeno televisivo en una estación que no se caracteriza precisamente por tener antena caliente? La respuesta es simple: el drama de la existencia humana es universal y demuestra que la originalidad de nuestra especie es la misma: también la que caracterizó a la bellísima humanidad de la virgen maría y el “bendito fruto de su vientre”.

Esta serie nos deja varias lecciones: Del amor sublime: Tae hwa hacia Jung Su; del amor paciente y esperanzador: Son Ju y Jung Su; de la debilidad humana: Yu-Ri. Pero también hay un tema importante, la lucha por la vida y la reconciliación como medio de sublimar el dolor y la carga de la muerte. Esta serie, para quien la haya visto un episodio completo, estoy seguro que le habrá cambiado el significado de la vida. En la imagen, la tierna y melancólica mirada de Jung Su, de niña.
Amigos, si concuerdan con esta reflexión haz clic en la quinta estrellita y ¡Feliz Navidad para todos!

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